Tu navegador no soporta la etiqueta canvas de HTML5.

Leyenda Maya

Los mayas crían en cinco Soles o cinco grandes círculos de la creación, el quinto y último de los cuales está previsto que finalice el 21 de Diciembre, el día del solsticio de invierno del año 2012.

 

Según el Popol Vuh, el universo estaba organizado en un Mundo Superior, un Mundo Intermedio y un Mundo Inferior; o sea el Cielo, la Tierra y Xibalba, un lugar oscuro y malvado que según se creía, estaba regido por Huracán, el Dios de la muerte.

 

La leyenda afirma que el gran maestro Kukulcán se enzarzo en una larga batalla cósmica con Huracán, en las que lucharon las fuerzas del bien y de la luz contra las del mal y las tinieblas.

 

Está escrito que el cuarto ciclo finalizó bruscamente cuando Huracán desató un gran diluvio que se tragó al mundo. Los mayas creían que la entidad del diablo existía en el interior de un violento torbellino.

Imagen de Kukulcán dios del viento
Imagen de la Eclíptica

Mientras nuestro sistema solar gira alrededor de la galaxia, sigue una trayectoria de 14 grados de anchura denominada la Eclíptica. Esta cruza la Vía Láctea de tal manera que periódicamente se alinea con el abultamiento central de la galaxia.

 

Cuando los mayas observaban el cielo nocturno, veían la franja oscura, una especie de banda alargada de densas nubes interestelares que empezaban en el punto en que la eclíptica cruza la Vía Láctea en la constelación de Sagitario. El mito de la creación de Popol Vuh denomina esa franja oscura el Camino Negro o Xibalba Be, un nexo en forma de serpiente gigante que conecta la vida y la muerte, la Tierra y el Mundo Inferior.

 

Los astrónomos hacen años que saben que nuestro Sol entrará en alineación con el centro exacto de la galaxia el 21 de Diciembre de 2012, el último día del ciclo del calendario.

 

Al mismo tiempo, la franja oscura de la Vía Láctea se alineará con nuestro horizonte este y en la noche del solsticio aparecerá directamente en la vertical de la ciudad maya de Chichén Itzá. Esta combinación de acontecimientos celestes solo ocurre cada veinticinco mil ochocientos años, y aún así, de alguna manera, los mayas fueron capaces de predecir la alineación.

Imagen de los cinco soles de la creación
Imagen de Xibalba Be